Consejos para deshacerte de las pilas y las bombillas que no funcionan

Hay que tener cuidado con las pilas y las bombillas que han dejado de funcionar y a las que nunca más vamos a volver a dar uso; por supuesto que no es recomendable echarlas a la basura con el resto de residuos orgánicos, esto es algo que tenemos que tener del todo claro. Y es que resulta de lo más habitual que a algún cajón de la casa vayan a parar las pilas y las bombillas, como paso previo antes de que desaparezcan del hogar.

Ojo, porque pueden contaminar de una manera considerable el medio ambiente si se les da la salida inadecuada; los metales pesados poseen algunos productos que acaban llegando hasta los mares y los ríos, y que más tarde son ingeridos por los peces, que a su vez sirven de alimento para los seres humanos. Esto nos da una idea de la gravedad de no saber gestionar bien este tipo de desechos.

Hay que saber separar estos residuos del resto. Un primer paso será la concienciación, que el usuario asuma como algo propio que está obligado a llevar a cabo hábitos de consumo sostenibles y comportamientos cívicos en lo que a la gestión de sus residuos se refiere. Lo siguiente será saber muy bien en qué lugares se encuentran los puntos de recogida de pilas usadas, así como los lugares de recogida de bombillas estropeadas.

Por fortuna, en 2012 la Unión Europea puso fin a la comercialización de las bombillas tradicionales, que estaban compuestas por unos altos índices de mercurio, entre otros elementos. Las bombillas de bajo consumo que se comercializan en la actualidad son más respetuosas con el medio ambiente, pero aún siguen teniendo una mínima composición de mercurio, por lo que también habrá que estar alerta cuando se estropeen.

 

Son las propias personas las que han de dar un paso al frente y encargarse de llevar estos desechos hasta los puntos ecológicos que están fijados en cada zona. Por lo general, los Ayuntamientos de las localidades facilitarán información acerca de dónde se sitúan estos puntos de recogida, por lo que

es importante estar al tanto de ello. Los programas de las consejerías de Medio Ambiente de las regiones españolas también están trabajando en llevar a cabo tareas de divulgación, de manera que sean las generaciones más jóvenes las que crezcan asumiendo las consecuencias de esta problemática.

Las bombillas de LED suponen un gran avance en esta materia, ya que no contienen mercurio, lo que significa que las emisiones nocivas para el medio ambiente se reducirán poco a poco de forma considerable. Aunque las LED ahora sean algo caras, lo más lógico es que la tendencia del mercado las vaya haciendo accesibles para todo tipo de consumidor de electricidad.

Por desgracia, algunas organizaciones ecologistas siguen opinando que no existe la suficiente información acerca de cómo las personas deben deshacerse de las pilas y de las bombillas incandescentes. Por su lado, las organizaciones de consumidores también siguen poniendo de su parte para que la sociedad termine de asumir su rol en este escenario.

Para deshacernos de las lámparas, es esencial depositarlas en contenedores adecuados; no podemos dejar pasar por alto el hecho de que las emisiones de metil mercurio no se eliminan de la atmósfera. De gran ayuda será también recurrir a Ambilamp, un sistema integrado que se ocupa de gestionar las lámparas gastadas dentro del territorio español; en su página web, cada usuario puede comprobar en qué ubicación exacta se encuentra cada punto de recogida y cuáles son los contenedores en los que se deben depositar los fluorescentes, las bombillas de bajo consumo y los halógenos.

Y es que hay que tener muy presente que miles de toneladas de residuos de aparatos electrónicos y eléctricos acaban acumulándose cada año, con la tragedia medioambiental que esto supone. Por fortuna, en los últimos años esta tendencia parece irse reduciendo, merced a la concienciación social y al cambio de elementos en las bombillas más en boga del mercado.

En lo que a las pilas se refiere, lo mejor sin duda es apostar por su reciclaje. Hay que recordar que las pilas poseen distintos químicos tóxicos y diferentes metales pesados, por lo que hay que evitar por todos los medios que acaban en los suelos o en las aguas. También la iniciativa privada está luchando contra este problema; cada vez más tiendas y establecimientos vinculados a la mecánica y a la electricidad se ofrecen para servir como puntos limpios de recogida.

En cualquier caso, lo más aconsejables es tener en casa pequeñas cajas en las que ir almacenando las pilas y las bombillas que ya no sirven; luego, para no tener que ir hasta los puntos de reciclaje constantemente, se puede ir cómodamente a echar todos estos residuos de una sola vez. Los hábitos domésticos determinarán la eficacia del reciclaje.